Académicos analizan el nuevo escenario constitucional y delinean fórmulas para lograr un proceso eficiente
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En un reciente encuentro del Club Entre Códigos denominado “Una nueva era constitucional: las propuestas y ajustes que vienen”, tres académicos entregaron su visión de los aspectos que deben ser considerados en este análisis y también debatieron sobre el rol de los expertos, en medio de las renovadas expectativas que la opinión pública tiene de ellos. Así es como Rodrigo Correa, profesor titular de la UAI, Miriam Henríquez, decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado y José Francisco García, profesor asociado de la Facultad de Derecho de la UC abordaron aspectos que, a su juicio, son determinantes para el éxito del proceso que viene.
Para José Francisco García es importante despejar el alcance que puedan tener los bordes o acuerdos a los que llegue la clase política previo al inicio del nuevo proceso. La pregunta que se hace es si serán reglas o límites infranqueables o acuerdos de ciertas reglas generales para consensos implícitos. Y luego, otra interrogante que plantea es si serán reglas exigibles y quién ejercerá dicho control. "El debate de los bordes tiene ventajas y desventajas, es de difícil exigibilidad y hay algunos querrían darle demasiado peso a jueces y expertos para que fiscalicen estos controles, y eso es complejo", aseveró. No obstante, dijo que por el contrario, los bordes podrían ser positivos en la medida que sean constructivos y que permitan al órgano constituyente avanzar sin vetos.
Más adelante, la decana de la Universidad Alberto Hurtado, Miriam Henríquez, relevó tres aspectos que -aseguró.- son fundamentales para el nuevo proceso. El primero, que se mantenga la paridad al momento de plantear cómo será la representación en el órgano constituyente y en la comisión experta si avanza esa idea, luego que los procesos de armonización y normas transitorias -estas últimas claves para el éxito de la implementación de una futura constitución-, no se dejen para el final como sucedió anteriormente.
"Mi impresión es que deberían iniciarse con el proceso constituyente o en forma paralela, sobre todo porque habrá menos tiempo para la redacción -se habla de seis meses-, podría ser una tarea intermedia y que no se trabajen al final y con la presión que eso significa. Una opción podría ser que en la medida que se proponga una norma constitucional, se proponga una transitoria... eso también sería bueno para ir acercando el texto a la ciudadanía, que también es un punto a atender, cómo será la participación popular en un período que será más acotado", detalló.
Finalmente, el académico de la UAI, Rodrigo Correa apunta a que hay que abandonar ciertas ideas preconcebidas como es pensar que la Constitución va a ser "la casa de todos". "Esa es la madre de todos los errores", dijo y añadió que justamente eso es lo que más le preocupa porque es una "condición" que sigue estando presente en las conversaciones de la ciudadanía y el mundo político. "La metáfora del casa es la metáfora de algo terminado y donde uno plasma todos sus sueños y eso es lo que se espera de esta Constitución y la Constitución no es un lugar donde uno plasma sus sueños, eso hace que el proceso sea imposible, porque lo propio de una sociedad plural es la discrepancia y la política es la constante administración de la discrepancia pacífica y sostenida en el tiempo, no hay punto de llegada. En ese sentido, debemos asumir que constantemente deberíamos estar preguntándonos por el sistema justo y adecuado de salud que deberíamos tener, luego experimentar y si no nos parece que está a la altura, se modificará, lo mismo con pensiones o el sistema tributario", explicó.
De esta forma, dijo, la consecuencia de una condición de éxito del proceso es precisamente, "abandonar la metáfora de la casa". "No es la casa de todos, son las reglas fundamentales y básicas que establecen un sistema político funcional que permite administrar nuestras discrepancias", planteó.